BY: Marcela Lockett
Blog / Uncategorized
Comments: No hay comentarios
CORONAVIRUS: LAS EMOCIONES QUE SURFEAMOS DURANTE EL CONFINAMIENTO.
Surfear en un mar de emociones que nos produce la crisis del coronavirus, en el estado de confinamiento pone a prueba nuestros recursos de afrontamiento.
EN UN INICIO LA CRISIS DEL CORONAVIRUS NOS DEJA PERPLEJOS.
Escribir sobre la crisis del coronavirus, y las emociones que nos produce el confinamiento no ha sido fácil para mi, ha tenido que pasar un mes de esta situación para ponerme a ello.
Creo que es la primera vez que como terapeuta, no es sólo la empatía y sintonía la que me hace entender lo que viven las personas con las que trabajo. Esta vez soy también afectada, al estar viviendo y sintiendo la misma situación de crisis que todos y todas.
Entiendo que mi cerebro, vivió un primer momento en estado de shock, ante la rapidez en que se acontecieron los hechos. Un día estaba en el despacho trabajando con vosotros y al día siguiente, en casa confinada, viendo las noticias, alarmada por televisión. Lo que sentía era un estado de confusión, de no entender lo que acontecía, de irrealidad “no esta pasando”. Esto es propio de las situaciones que son traumáticas, en la medida que vienen a generar un corte en nuestra vida cotidiana y nos dejan perplejos, sintiéndonos abrumados y con la sensación de miedo y peligro.
UN MES DE CONFINAMIENTO: recursos de afrontamiento y posibilidades de integración de lo traumático.
Nos acompaña la incertidumbre de cuanto dura este período y como será nuestra vida tras el confinamiento. Más allá de ello, con el paso de las semanas, hemos creado una nueva rutina dentro de casa, que se ha ido estableciendo. Si contamos con recursos personales de afrontamiento, seguramente estaremos sosteniéndonos emocionalmente y apoyándonos en nuestros vínculos con los que convivimos o con los que mantenemos el contacto . Si los recursos internos de los que disponemos son ricos y variados podremos estar aprendiendo algo de nosotros mismos, a estar solos, a tolerar la incertidumbre. ¿Hace cuanto tiempo que no te aburrías?; puede que ahora, por estas circunstancias estemos menos tiempo sobrestimulados.
Cuando esto halla finalizado, es posible que cuando miremos hacia atrás, nos demos cuenta de lo que hemos aprendido de esta experiencia vital, y saquemos la conclusión que hemos salido fortalecidos. Esto hablará del trabajo de “integración” que ha podido realizar nuestro cerebro. Implica como he hablado en otros post, que le hemos podido cambiar el significado a lo vivido. Un ejemplo sería, ya no lamentarnos por lo que dejamos de ser, sino valorar la riqueza que como persona (y espero como sociedad) nos ha producido esta experiencia vital dolorosa.
SURFEANDO EN EL DÍA A DÍA DE NUESTRAS EMOCIONES.
Pero esto no quita, que en el día a día estemos surfeando en un mar de emociones distintas y hasta contradictorias. A veces tristeza, angustia, agobio, irritabilidad, miedo, desconexión En otros momentos sintamos alegría, celebremos la vida por estar sanos, valoremos lo pequeño y grande que tenemos en lo cotidiano. Podemos llegar a sentir sentimientos de aceptación, comprensión, empatía, hasta plenitud.
Las emociones son el termómetro de como esta nuestro mundo interior, se expresan a través de nuestras sensaciones corporales y como siempre podemos escucharlas o negarlas. Ana Gómez, una experta en Trauma y EMDR decía que “la sanación tiene que ver con tolerar lo que sentimos”. Esto implica permitirnos visitar esa emoción que esta presente, sentirla, sin negarla. Luego es necesario regularla, utilizando ejercicios para tomar plena conciencia, y calmarlas a través de nuestra respiración, de imágenes de serenidad, por ejemplo.
Esto implica mantenernos dentro de la “ventana de tolerancia” concepto de Daniel Siegel que he compartido con muchos de ustedes en la terapia. Podemos salirnos en estos días de ella, de esa sensación de calma, conexión y seguridad, podemos sentir esos estados pero tenemos que poder autorregularnos para que no nos inunden.
PAUTAS PARA VIVIR ESTOS DÍAS DE CONFINAMIENTO:
Mucho ya se ha escrito en relación a cómo vivir estos días de confinamiento, yo destacaría:
-la necesidad de rutinas diarias que nos motiven, y nos hagan ejercitar nuestro cuerpo y cerebro.
-las estrategias de autocuidado: en las que pondría la expresión de nuestras emociones y necesidades.
-sentir la conexión social, sentirnos sentidos por los otros y hacerles sentir lo mismo: “estoy contigo, aquí estoy”.
-buscar ayuda profesional en caso de sentir que nos estamos desrregulando y empezamos a sentir las consecuencias del stress.
“La esencia del trauma no son solo los eventos, sino la soledad que sentimos frente a ellos”. No te quedes solo, busca apoyo social y ayuda profesional si lo necesitas. Ahora nos hemos adaptado como profesionales a estos tiempos, así que te espero a través de las sesiones online.
BY: Marcela Lockett
Blog
Comments: No hay comentarios
Cómo atravesamos los duelos y cuando pedir ayuda psicológica.
En este post hablaremos de porque nos resulta difícil superar las pérdidas y duelos y de la necesidad de dar espacio a nuestras emociones y sentimientos. De la necesidad de búsqueda de apoyo de un psicólogo si vemos que el proceso de duelo se estanca.
Muchas veces ante las pérdidas, las personas más cercanas suelen darnos consejos con la mejor intención “pasa página, déjalo atrás, sigue tu camino”. Si lo hiciésemos rápidamente, si nos sobreadaptáramos a la situación acontecida, como si no hubiese ocurrido, estaríamos negando el tiempo de duelo necesario para poder “dejar atrás” de manera saludable.
Mucho se ha escrito sobre el duelo y sus fases, aquí destacaremos que es un proceso que necesita un tiempo cronológico y mental necesario para retirar la carga emocional y libidinal del objeto perdido sintiendo el dolor que conlleva. Esto nos permitirá poder trasladarla a otros aspectos de nuestra vida, o a nuevos afectos.
Entendemos que los duelos, tienen que ver con las pérdidas, no sólo la muerte física de un persona querida y cercana. Las rupturas de parejas, la pérdida de ideales, un trabajo que se acaba, que nos sostenía en la identidad. También la pérdida de etapas anteriores: la infancia, la adolescencia. Cuando crecemos, perder por ejemplo la rabia adolescente y aprender a manejar las situaciones y resolver los conflictos más asertivamente. Si bien es un cambio positivo, podemos sentir que nos hemos conformado, perdiendo un aspecto que antes nos identificaba.
Me da miedo sentir, o no siento nada: ¿que pasa con las emociones?
Las pérdidas no implica sólo al objeto, sino lo que se sentía con él, el estado emocional “ya no me río como antes desde que no está”. Hablando de etapas como la adolescencia una paciente decía: “yo antes molaba más, ahora tienes más responsabilidades sientes que pierdes parte de la libertad” .
El proceso de duelo esta lleno de emociones, muchas veces contradictorias. Las mismas van cambiando a lo largo del tiempo: sentimientos de culpa, rabia, idealización del tiempo pasado, angustia, nostalgia, tristeza.
Permitirnos sentir la emoción, sin bloquearlas o negarlas; aprender a tolerarlas sin que nos desborden, puede ser un objetivo en el acompañamiento de los duelos en la psicoterapia. Las emociones son termómetros que nos hablan de lo que sucede en nuestro mundo interno. Aprender a escucharlas, sentir nuestro cuerpo (que es la base de las mismas, las sensaciones corporales). Esto nos permitirá ir hacia la acción, por ejemplo buscando el contacto y consuelo de un ser querido, o ayuda de un psicólogo si vemos que nos desborda y estamos muy por fuera de “nuestra ventana de tolerancia». Daniel Siegel habla de ella como la franja donde nuestros estados emocionales tienden a la calma y la tranquilidad. Como suelo explicarlo en terapia: si nos salimos de la misma por encima de ella estaremos en la hiperactivación produciéndose sintomatología ligada a la ansiedad. Si nos salimos de ella por debajo, estaremos en la hipoactivación, generándose sintomatología ligado al estar bajo de ánimo o síntomas de depresión como ser apatía, desgano, no sentir placer por nada, falta de vitalidad y angustia automática.
Hemos de darnos permiso para sentir, dejar que las emociones fluyan. Si las bloqueamos quedaran atrapadas en nuestro interior. La consecuencia será que el pasado no está en el pasado. Será más difícil continuar con una vida fluida, como el agua de un río que corre sin estancarse.
¿Porque tendemos a negar los duelos en vez de atravesarlos?
No estamos acostumbrados en nuestra cultura a darle espacio a la muerte como parte del proceso de la vida. Atendiendo adultos que han perdido a seres queridos de pequeños, recuerda como las muertes fueron negadas, pensando que cuanto “menos sepan menos sufrirán”, no permitiendo integrar esas pérdidas a su ciclo vital.
Daniel Siegel (Siegel, 2011) nos dice que la parte prefrontal del cerebro humano es la encargada en producir la sensación de continuidad y permanencia de la existencia. Esto permite que se desarrolle una narración que conecta el presente, pasado y futuro. Todo ello produce una sensación de certeza, “nos hace sentir que podemos conocer y controlar nuestra vida.”
“Hay un impulso hacia la permanencia, una negación de que la muerte sea el final”.
Pero paradójicamente, “el cerebro como mecanismo que procesa información nos hace saber que la vida es pasajera e incierta, que está limitada por el nacer y el morir”.
El ciclo de la vida:
Con los pacientes utilizo un video en el que se ve a un padre con su hijo, enseñándole de pequeño por medio del juego a tocar al piano, están en una isla. El niño aprende a ir separándose y manejando el bote para poder conocer nuevas zonas de los alrededores. En un momento ese crecimiento hace posible la partida del hogar a recorrer mundo. Su padre lo saluda desde el puerto. El video muestra el paso del tiempo, su padre haciéndose mayor, el hijo formando su familia. Cuando regresa a casa su padre esta muy enfermo, lo cuida los últimos días. Al morir se muestra lo que ha quedado del vínculo padre-hijo, él ahora con su propio hijo. Se muestra igual de cercano, disfrutando de la manera de estar que le ha transmitido su padre: íntima, por medio del juego, disfrutando de la música. El mensaje es el mismo: el paso del tiempo y su aceptación. Lo perdido esta en nosotros mientras estamos vivos y luego pasa a ser herencia de aquellos con los que hemos compartido.
La muerte como parte de la vida.
Estar vivo (estando muerto físicamente), es seguir estando en la memoria de aquellos seres con los que hemos compartido, o hemos dejado nuestra huella a través de lo vivido, o por ejemplo trascendiendo como parte de la cultura.
Preguntas que nos hacemos en la terapia: ¿dejarías de vivir lo que has vivido porque sabes que en algún momento eso ya no va a estar, lo vas a perder?
La respuesta hace a la diferencia entre vivir una vida con miedo a las pérdidas, y la falta de integración de las que ya han acontecido y la aceptación, la flexibilidad en la vida, el saber que nuestras experiencias y vínculos forman parte de la construcción de la persona que somos.
Como bibliografia os recomiendo:
Mindsight “la nueva ciencia de la transformación personal” de Daniel Siegel, donde el el capítulo 12: “Tiempo y mareas,” afrontar la incertidumbre y la mortalidad. (Paidos, 2011).
BY: admin
Blog
Comments: No hay comentarios
¿Por qué es importante la expresión de lo que sentimos?
En mi vida diaria tanto a nivel personal como en la terapia misma, me encuentro preguntando constantemente a los otros acerca de lo que sienten. Muchas veces algunos pacientes no saben identificar las emociones: dicen “no lo sé”, “o no siento nada” mientras sus ojos se ponen rojos ante un recuerdo doloroso que a mi me produce tristeza, o hasta puede llegar a angustiarme. Otras veces, las palabras no salen, hay ALEXITIMIA, pero la persona que tienes enfrente comienza a decir “me duele la cabeza, y siento que se me están moviendo las piernas” frente a un recuerdo que le provoca perturbación pero sigue sonriendo, por ejemplo y no puede ponerle nombre a lo que siente…
Vamos a intentar entender que son las emociones y porque es tan importante expresarlas…
Aclaro desde ya, sobretodo para los hombres que lean este post, que expresar las emociones es propio de los humanos que tenemos esa capacidad de poner en palabras lo que nos sucede y no propio de las mujeres, como nos han enseñado. Expresar las emociones no nos hace ni débiles, ni “nenazas” sino nos alivia, nos hace vincularnos con los otros, ayuda a que no las actuemos, nos libera de la opresión que podemos sentir u otras sensaciones físicas.
Daniel Siegel define a las emociones como “la sensación subjetiva de lo que sucede en el cuerpo”.
Para poder hablar de ello debemos introducir los hemisferios cerebrales y su función. El hemisferio derecho es la sede de nuestro ser emocional y social: en él creamos imágenes de nuestra mente y la mente de los demás; es más visceral y emocional.
Para comunicar ideas necesito del hemisferio izquierdo, más conceptual y analítico, se expresa en ideas y pensamiento racional. Ambos están comunicados y colaboran en integración bilateral u horizontal.
Un ejemplo de la predominancia de algunos de ellos seria por ejemplo: si puedo describir con imágenes dejando que aparezcan en la conciencia estaría actuando el hemisferio derecho: “veo los copos de avena como salen de la caja y van al tazón azul que sostengo con mis manos. Siento como crujen al chocar entre si. Me siento y noto que la luz del sol me da en los ojos”. El lado izquierdo empezaría a explicar en cambio:“cada vez que me levanto y voy a desayunar pienso que el croissant tiene grasa, que podría afectar a mi salud comer tanto bollo, y escojo los cereales, que no hacen tanto daño, son Light los que venden en televisión, aconsejados para dieta”.
El primero es podríamos decir más poético, vemos la imagen al narrarla; el segundo busca causas y efectos, prima la lógica.
Llevado el proceso a las emociones y su expresión el camino seria: se activa el hemisferio derecho donde se encuentran las imágenes somato sensoriales no verbales: “soy conciente de la opresión que siento en el pecho, la siento”. Luego se traduce por medio del hemisferio izquierdo al concepto de emoción buscando en “los procesadores neurales de los centros lingüísticos”: Puedo expresar abiertamente: “me estoy sintiendo angustiada”. Es el lado izquierdo del cerebro el que aporta el sentido y significado a los sentimientos y recuerdos.
Si no se diera esa integración, si prima el hemisferio izquierdo podemos encontrarnos con personas sumamente rígidas, racionales pero frías y distantes a nivel emocional.
Si la falta de integración se expresa siendo predominante el lado derecho, nos encontraremos a sujetos desbordados por sus emociones, muy pasionales e impulsivos, reactivos. En este último caso las personas se pueden ver abrumadas por imágenes autobiográficas fragmentadas o sensaciones corporales que le asustan. (como sucede cuando hemos vivido situaciones traumáticas no elaboradas, cuando se vienen a la mente las imágenes como fotografías que han quedado fijadas).
Utilizar palabras para describir el mundo interior ayuda a las personas que tiene dificultades para acceder a las emociones pero también a aquellas que necesitan equilibrar un sentimiento demasiado activo.
Este autor habla de la necesidad de “nombrar para dominar las emociones”.
Nuestros niños necesitan contar sus historias, porque les ayuda a entender sus emociones y los acontecimientos de sus vidas. A veces como adultos tendemos a evitar hablar de las situaciones dolorosas que pueden haber vivido. Las historias nos permiten dominar los momentos que sentimos que no controlamos.
Antes de ello debe estar el adulto dispuesto a sintonizar con las emociones que sienten los niños, para poder regularlas, calmando y luego ayudándoles a ponerle palabras.
Para los que estáis embarcados en el proceso de crianza os recomiendo el libro El cerebro del niño, Daniel Siegel. Editorial Alba. Os recomiendo también el libro Emocionario, que puede ayudarte a trabajar con tus hijos las emociones que sienten.
Te dejo aquí el link, que tiene actividades que te pueden ayudar: http://www.palabrasaladas.com/emocionario.htm
Si sientes que tienes alguna dificultad en expresar las emociones o regularlas (poder auto calmarte) produciéndote malestar como ansiedad por ejemplo, no dudes en consultarme…
Dibujo del libro Emocionario.