BY: Marcela Lockett
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Los beneficios de practicar boxeo femenino: “Ahora somos guerreras”
Este post, lo escribo esta vez en primera persona, porque no puedo despegarme de mi propia experiencia como mujer, que practica deportes de contactos desde hace más de diez años.
Cuando comencé a ejercer de psicóloga trabajando con víctimas de violencia de género, me di cuenta que tenía que hacer algo con el cuerpo, siendo este el contenedor de las emociones que trabajar con víctimas me generaba, principalmente las de ira, la agresividad que me llevaba a casa tras escuchar historias de dolor e injusticia, y decidí que nada mejor que “darle al saco”.
Si me remonto a mi infancia, tengo imágenes de fines de semana viendo el boxeo por tv, creo que hasta en blanco y negro, con mi padre, lo recuerdo como encuentros con él y de exclusividad, porque sólo a nosotros dos nos gustaba verlo. (O tal vez empezó a gustarme por ese encuentro especial).
El tiempo ha pasado, sigo practicando deportes de contacto y el gimnasio esta cada vez más lleno de mujeres de todas las edades, cada vez más jovencitas, incluso niñas.
Recuerdo críticas y sonrisas de mi entorno, cuando comentaba que lo practicaba, alguna interpretación de mi supuesta “furia interior”. La verdad que puede que así fuese, que la tuviese, pero el canalizarla en un deporte reglado, con compañeros con fuerte sentimiento de solidaridad, y con grandes maestros, no es lo mismo que ir sacándola por la calle o ir haciendo daño.
Mujer- boxeo: una ecuación impensable en el pasado.
Más allá de ello, el hecho de ser chica tiene su handicap negativo socialmente hablando. Investigando en la historia del vínculo entre la mujer y deporte he encontrado algunas frases que ya nos hablan del lugar que se le daba a ellas en las prácticas recomendándose:
“Los deportes más aptos para ser practicados por una joven son: la natación, el tenis, el baloncesto, y los deportes de invierno. Excluimos totalmente la bicicleta por cuanto el roce del sillín sobre los órganos genitales, puede dar lugar a excitaciones sexuales. En otro consejo permitía la bicicleta pero sólo si era a velocidad muy moderada.” Otra frase decía: “a la mujer también pueden convenir ciertos deportes, acomodados a su delicadeza y modestia femenina.” (frases de la España de 1960). Esta de más decir que era impensable que una mujer pudiese practicar boxeo, k1 o Kick Boxing en esa época.
Matilde Fontecha, experta en género y deporte, expresa al respecto: “Hay dos antiguas prohibiciones que se encarnan en el cuerpo de las mujeres: la libertad de movimiento y el derecho a disfrutar”. Aspectos a los que hay que sumar la legitimación del uso del espacio público por los varones ( siendo el espacio privado “el reino femenino”).
“La tiranía del estereotipo del cuerpo de mujer se opone al cuerpo motrizmente hábil, al cuerpo en movimiento para el bienestar, la libertad y la salud en la vida cotidiana. Así mismo, se opone a la práctica deportiva con excepción de las actividades que refuerzan la estética femenina”.
“Una mujer que desarrolla las capacidades del movimiento como ser la coordinación, la orientación espacio-temporal, el equilibrio, la estructuración del esquema corporal, el conocimiento y control del propio cuerpo, la fuerza y resistencia musculares, la resistencia cardio-respiratoria, la velocidad, la flexibilidad y la agilidad, es una persona más competente para cualquier situación vital”. La autora habla de la importancia de la competencia motriz como parte indispensable de la identidad y autonomía de las mujeres.
Me gustaría en este post poder transmitir algunas pinceladas de los beneficios que a mi manera de ver tienen estos deportes a nivel psicológico y profundizar en el tema: “chicas practicándolo” con los testimonios de dos de mis compañeras.
Si tuviese que pensar el beneficio general que produce a nivel psicológico, señalaría que dichos deportes colaboran en la autorregulación emocional. Daniel Siegel nos habla de “la ventana de tolerancia” la franja dentro de la cual nos sentimos en un estado de calma, tranquilidad. Pero situaciones de stress cotidianas, o del pasado, pueden hacernos salir de dicha ventana, generando a nivel corporal un estado de hiperactivación preparándose nuestro cuerpo a una situación real o imaginaria que tenemos que hacer frente, activándose nuestro sistema nervioso central, el sistema simpático. Esto tiene que ver con los síntomas de ansiedad que muchas veces sentimos por ejemplo: taquicardias, que nos falte el aire, nerviosismo interior, entre otros. Cuando trabajamos deportes de tanto desgaste energético, necesitamos básicamente para no morir en el intento, un control muy consciente de nuestra respiración. Tenemos que concentrarnos en la técnica, focalizando la atención en la coordinación de brazo-pierna, lo que hace que nuestra mente deje de darle vueltas a los problemas, dejando de lado la “rumia mental”. Todo ello puede colaborar a volver a encauzarnos dentro de esa ventana de tolerancia. Esta claro que actúa como “recurso” a nivel personal, pero si esto nos suele suceder con frecuencia, debemos revisar el origen del problema y complementarlo con el espacio terapéutico, donde podamos poner en palabras las emociones, con un otro, cuestión que permite la tramitación de las mismas en dicho proceso.
Boxeo femenino, sus beneficios.
Volviendo al tema de mujeres que practican estos deportes, éstas son algunas de las reflexiones que he ido haciendo:
-sabemos que por estereotipos de género no se espera que una mujer exprese la rabia, la ira, y demás emociones negativas: nos han enseñado a ser pasivas, sumisas, respetuosas en exceso. Desde el psicoanálisis hemos estudiado como las emociones que no salen hacia el exterior vuelven hacia uno mismo, produciendo enfermedad. Legitimar esas emociones que están presentes en todo ser humano, canalizarlas de manera sublimada, contribuye a mi manera de ver a la salud.
-a las mujeres también nos han enseñado que serán los hombres los que deben protegernos de situaciones peligrosas (a las que realmente estamos más expuestas por la violencia machista); el imaginario a su vez de la “doncella rescatada por un príncipe azul”, sigue vigente en muchas mujeres, incluso en las nuevas generaciones. La sensación que provoca el entrenar y avanzar en el aprendizaje, el sentir el cuerpo fuerte, el que puedes defenderte, vence con el mito de la fragilidad femenina y genera a nivel psicológico un nuevo recurso personal, que libera de la sensación de dependencia y fragilidad.
-Esto mejora nuestra autoestima, la valoración que hacemos de nosotras mismas, al sentir la superación día a día en el entrenamiento.
-Al ser un deporte que practican chicos y chicas conjuntamente, se trabaja desde el compañerismo, donde el que esta en una situación más avanzada, trabaja contigo para ayudarte a lograr la técnica. Creo que esto beneficia una visión desde los varones, de sus compañeras de un nuevo modelo de mujer que desmiente los estereotipos tradicionales que venimos mencionando y creo que ayuda a ellos a vencer los propios prejuicios. A su vez, al ser deportes de contacto, no sólo potencia el propio cuerpo, sino el trabajar de manera mixta en situaciones de contacto, de cercanía al cuerpo de un otro del otro sexo, centrado en la tarea deportiva y no desde un plano de seducción, de conquista (ya sea realizando la técnica, guanteo o el propio combate en las clases), empodera a ambos sexos desde la paridad del compañerismo, centrado en la tarea, y donde el cuerpo de la mujer deja de ser mirado como objeto.
-permite unir deporte con disfrute, placer en el plano del entrenamiento, alejándonos un poco desde la tendencia de las mujeres de hacer actividad física meramente por objetivos estéticos y de belleza: bajar de peso, moldear la figura (si bien éste es también un beneficio pero no el único).
“Ahora somos guerreras”.
Me gustaría compartir con vosotros las reflexiones de dos compañeras que nos cuentan su experiencia:
Mercedes comenzó a practicar boxeo con once años, nos dice: “fue cuando no estaba de moda este deporte, cuando lo contaba nadie me creía. Ahora todo ha cambiado, escucho comentarios «que bien, eres una guerrera», «que valiente eres». Al principio, cuando empece a competir con 15 años, a mi familia les costo bastante ver que una niña se subiera a un ring a hacer lo mismo que los demás pero a su nivel. Que no porque tuviera 15 años iba a ser menos intenso”. Los beneficios para mí son: “verme bien, me aumento la autoestima, estar más segura de mi misma, me ha ayudado cuando he tenido problemas, me ha hecho madurar, me he superado día a día en los entrenamientos, eso es bueno para tu vida y además se hace ameno y divertido”. (Ahora tiene 20 años, y ha tenido sus primeros combates en la Comunidad de Madrid).
María José, de 26 años nos cuenta: “empecé a practicar Kick Boxing a los 18 años. En general a la gente, sobre todo a los chicos, todavía les cuesta imaginar a una mujer practicando Kick Boxing a nivel de competición y se puede percibir con comentarios jocosos como «ah, así que yo tan tranquilo y ¿me puedes matar?» o «entonces.. Si nos atacan, tu me defiendes, ¿no?» .
Beneficios: “Sin duda, me siento más segura. Afortunadamente nunca he sufrido ningún tipo de agresión, ni siquiera un amago, pero creo que el Kick Boxing me ha aportado herramientas para defenderme llegado el caso. He ganado en autoestima, al fin y al cabo es un deporte que requiere mucha coordinación y forma física, a medida que avanzas notas los resultados y te enorgulleces. Además en mi caso, que compito, o a través del Sparring en el gimnasio, aprendes a controlar tus emociones: ansiedad y excitación de exponerte a un combate, miedo al enfrentarte a un rival imponente, nervios que aceleran tu respiración e impiden concentrarte, impotencia cuando los asaltos no salen según lo esperado y satisfacción de vencer todo lo anterior. A nivel personal, me siento más segura y capaz de mi misma. Los hombres son más fuertes pero en general yo soy más rápida.”
Si estabas en duda de practicar boxeo o k1, Kick, y tomarle en serio, espero que este post te halla ayudado a decidirlo. Igualmente me gustaría prevenir sobre las propuestas que vemos últimamente, que llevan por ejemplo al boxeo a “que sea una moda y se muestra en las publicidades de perfumes o cacao, banalizando realmente los objetivos y la esencia de este deporte, reduciendo en este caso estos deportes a las ofertas de siempre para las mujeres como ser “embellecer tu figura”, “o haciéndolo sin contacto”, (toda una paradoja) por ejemplo, más de los mismo con nuevos ropajes…
Si por otro lado, vienes haciendo actividad física pero la autoestima tambalea, te preocupas en exceso por tu cuerpo, no logras controlar la ansiedad o te has dado cuenta del peso de los estereotipos de género en tu vida, no dudes de consultar a un profesional de la psicología.
Quiero agradecer a Mercedes Gonzalez Blanco, a María José Castelló Ruiz y a Javier Fraile por su colaboración; a Soraya Sanchez (campeona de Europa de boxeo 2010), Pablo Navascues y Jose Valenciano por su compromiso con lo que hacen.
Referencias:
Matilde Fontecha imparte “Educación física y didáctica” en la Universidad del Pais Vasco. En Revista Pikara de marzo del 2016.
Luis Otero: “He aquí la esclava del señor, de cómo la mujer fue educada en el sacrificio y la sumisión.”
Todas las fotos son propiedad de Marcela Lockett. Tomadas en el antiguo gimnasio Barcelo y gala de boxeo.
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Una crianza sana es…
Los niños necesitan de una figura de apego, que significa ello: necesitan de un adulto (cualquier adulto disponible puede cumplir esa función, no tiene porque ser los padres biológicos) que sea estable en el vinculo, que le genere seguridad y tranquilidad para explorar el mundo que le rodea, para aprender.
Para ello el adulto que cumpla esa función debe estar “en sintonía con el niñ@”, conectado al niño para poder entender que necesita y satisfacer sus necesidades afectivas, de cuidado, calmarlo… Poder expresar sus emociones, sean emociones positivas o negativas: darle lugar a la palabra, encontrarse con la disposición del otro para calmarlo (que no les reste importancia pero que no lo alarme, sino que lo calme).
El adulto cumple una función de regularlo emocionalmente para que esas emociones no le desborden.
Necesita conocer su historia: los niños a una determinada edad comienzan a contar historias de otros y luego de si mismos. Necesitan que los adultos den espacio a ello: ello es muy importante: podemos hacerle su álbum de fotos, contarles de su nacimiento, etc. De mas esta decir que “las mentiras tienen patas cortas”, subestimamos a los niños porque pensamos que por el hecho de serlo “no entienden o no se enteran”… Generar un clima de confianza que permita que nos pregunten, que expresen lo que temen o lo que les genera curiosidad. A veces los adultos creemos que si silenciamos situaciones dolorosas ell@s no sufrirán. Los niñ@s perciben por ejemplo la tensión que puede haber en casa o si estamos angustiadas, no sirve que lo ocultemos, el no saber puede angustiarles mas. (no solo es lo que se dice con palabras sino con el lenguaje emocional, el clima emocional que hay en casa, la manera de estar con el otro).
Aprender a ser sujetos autónomos no se logra de un día para otro, ni en la adultez, se logra desde que somos pequeñitos, acorde a la etapa que estamos atravesando iremos adquiriendo nuevos aprendizajes, nuevas responsabilidades y a la vez nuevas libertades. Ser reconocidos por nosotros en sus logros, en que van creciendo, aprendiendo. Hacerles sentir que como adultos sentimos placer por el tiempo que compartimos con ellos. Serán sujetos con autoestima, seguros de si mismos, si los hemos reconocido y no los hemos ignorado (por ejemplo:“a mis padres les daba lo mismo que en la escuela me sacase un uno o un diez”) o herido cuando en algo se equivocaban por ejemplo: en vez de señalarse en que se han equivocado y enseñarle a hacerlo juntos comenzar a decirles: “eres un tonto, lo has hecho mal”.
Los niñ@s deben entender como se sienten los demás y porque la otra persona por ejemplo, esta disgustada…ponerse en el lugar del otro: “¿cómo te hubieses sentido tu si Maria hubiese…?” Necesitan de limites y rutinas. Debe adquirir de pequeñitos el sentido de la responsabilidad en las tareas acorde a la etapa evolutiva en la que se encuentren. Por ejemplo: un niño desde pequeñito tiene que aprender a ordenar sus juguetes primero con ayuda del adulto luego solo.
Debe aprender a tolerar la frustración: “lo que quiero lo quiero ya”, a ser empático con los otros, a ponerse en el lugar de los otros, a respetar los espacios de los otros niños. Los castigos deben enseñar en que se han equivocado, que ello tiene consecuencias: deben ser justos, limitados en el tiempo y sostenidos, pero nunca deben herir su autoestima, ni deben ser frutos de la descarga de la ira de los adultos. Aunque como hemos dicho debemos dar lugar a las emociones y su descarga, hay aspectos básicos que no debemos negociar: el respeto por el otro, reglas de conducta que consideramos inadecuadas (ej faltar el respeto, tirar cosas, hacer daño a alguien), deben considerarse prohibidas incluido en los momentos de emociones intensas.
Debemos evitar la crianza diferencial si es hombre o mujer: aprendamos a observarlo y enseñarles por igual a ser autónomos, a valerse por si mismos, no dejando que los estereotipos de género nos guíen, como seguimos escuchando: “la nena tiene que volver antes a casa”; “ el nene ayuda en casa pero como lo hace mal que lo haga su hermanita…”
Necesitan jugar, desarrollar la creatividad. Un niño que no juega, es un niño que algo malo le sucede. Eljuego es aprendizaje, estimula la imaginación, la fantasía. Tomémonos tiempo para jugar con nuestros niños.