La terapia me ayudó a recomponer mi vida y a querer vivir. Cuando acabé con una situación de violencia de genero, me quedé sin gana de vivir, me sentía como un pozo, hundida, abatida y sobretodo con un miedo que me paralizó y que me impedía seguir con mi vida cotidiana.
La terapia también me ayudó a cerrar viejas heridas del pasado, que jamás pensaba que se llegarían a curar, se pasa fatal cuando estás triste toda tu vida. El proceso terapéutico se me hizo muy duro, pero la recuperación fue increíble, no podía creer cómo poco a poco me iba cambiando la vida sin darme cuenta. De repente mi vida estaba encauzada, tenía derecho a ser feliz y por fin después de mucho tiempo volvía a serlo. Ese increíble sentirte así de bien, volver a recuperar tu identidad, ser fuerte, tener ilusiones, y sobre todo, volver a soñar. Te felicito Marcela por el trabajo que hiciste, por cambiar mi vida y volver a recuperar todo esto, espero que ayudes a muchas mujeres y que vuelvan a ser felices como lo soy yo ahora y que les devuelvas la sonrisa que un día se les borro»